Mariño, su nombre de guerra, fue durante años uno de mis compañeros en el instituto. Con él viajé varias veces a Tenerife acompañando a los alumnos. Siempre me encantaba escucharle hablar de música y de los viajes que hacía en barco de vela con sus amigos.

Santi nació en Poio en 1950. Es el tercero de cuatro hermanos, hijos de un comisario de policía que vino de Coruña al terminar la guerra civil. Su madre era de Poio.

Estudió en la casa-escuela de Olga (su prima) desde los 3 hasta los 7 años y después preparó el examen de ingreso al instituto con una gran maestra que afortunadamente todavía vive, Lolita. Recuerda que eran entre 30 y 40 alumnos de diferentes edades. Con el paso del tiempo valora cada vez más el trabajo que realizaban estas maestras. A Lolita, dice, le debemos un gran homenaje en Poio.

A los 10 años ingresa en el Instituto Nacional de Enseñanza media de Pontevedra, “El Instituto”. El director era D. José Fernando Filgueira Valverde. Formaban parte del claustro D. Mariano (catedrático de ciencias naturales) y su esposa, Dª Carmiña Bugallo, profesora de filosofía, que son abuelos de nuestro compañero Fernando Vázquez, profesor de tecnología. D. Joaquín Rodríguez Arzúa (catedrático de geografía), D. José González (Catedrático de matemáticas), Dª Ángela Dapena (Latín), Dª Celia García Alen (Francés), D. Celestino Noya (Geografía), D. Carlos Villar (Lengua), D. Antonio Maceda (Matemáticas), Dª Mª Luisa García Rodeja (Matemáticas), D. Ramón Peña (Dibujo), D. José Sanz (catedrático de latín), D. Julio (Francés), D. Joaquín y D. Ramón Pérez Rejuán (Religión), D. Manuel Corrochano (Educación Física), D. José López del Castillo (FEN), Señor Millán González-Pardo (Catedrático de griego), D. Adolfo Llovo (Catedrático de geografía e historia), D. Pablo Carpintero (Catedrático de matemáticas), Dª Margarita Carballo (Física y química, hija de Carballo Calero). Siente no acordarse de ningún profesor más, pero lo que no olvida era el número de alumnos en 1º de bachillerato, eran 62 en la sección de francés.

En su decisión de estudiar Química influyó Margarita Carballo a pesar de haberlo suspendido en química de 5º.

Fue a Santiago a estudiar Química y desde el comienzo de la carrera tenía claro que su deseo era ser profesor de instituto. Este deseo no se alteró durante su estancia en la universidad. Es más, se acrecentó. Nunca le gustó el ambiente de la universidad.

“Su primera cita fue, hay que reconocerlo, un tanto original. Recoge a Marga delante de su farmacia, se van a Vigo al ¡estadio de Balaidos! a ver un Celta – Deportivo ”

Santiago Mariño Rivas

Terminó sus estudios de Química en junio de 1972 y en septiembre se incorporó al instituto de Lalín donde estuvo 6 años.

Obviamente no puede olvidarse de algo obligatorio en la época, la mili. Se incorporó en el verano de 1970 al campamento de la I.P.S. (Instrucción premilitar superior) de Monte la Reina situado entre Toro y Zamora.

Volvió al verano siguiente y terminó con la graduación de alférez de ingenieros zapadores. Hizo los correspondientes 4 meses de prácticas en el campamento de Figueirido donde tuvo a sus órdenes a dos destacados miembros del IES Valle Inclán: D. Eduardo Castro Peralta (Catedrático de matemáticas) y D. Manolo Gulias (E.F). 

Un detalle que indica que estábamos en otra época es que durante los cuatro meses que duró el período de prácticas cobraba el sueldo del instituto y el del cuartel y, como era verano, las correspondientes pagas extras.

De Lalín pasó a Pontevedra en el año 1978 hasta que se jubiló en 2005 después de 44 años, 3 meses y 18 días en total.

A Marga la conoció de forma casual delante de la desparecida cafetería Daniel. Su primera cita fue, hay que reconocerlo, un tanto original. Recoge a Marga delante de su farmacia, se van a Vigo al ¡estadio de Balaidos! a ver un Celta – Deportivo, cena en el restaurante del Castro con Vigo y la ría a la vista y después… hasta la boda en Enero de 1981 y hasta hoy. No fue una relación larga, 4 meses. Tuvieron dos hijos, Santi y Carlos.

Se jubiló el 18 de enero de 2005. ¿Razones? Pues que casi todos los compañeros de su generación se habían jubilado y, la más importante, ya no le gustaba lo más mínimo el ambiente del instituto. Ni un solo día echó de menos el trabajo y eso que siempre trabajó en lo que quiso. Y es que su postura es que lo que queda atrás se queda atrás, me dice.

Está convencido de que, admitiendo que en ciertas materias el nivel de instrucción mejoró con el tiempo, no así el nivel de educación, que se fue degradando a lo largo de los años. Las políticas educativas y, hay que reconocerlo, la colaboración de más profesores de lo deseable contribuyeron de forma decisiva a esta degradación.

Desde que se jubiló su tiempo se reparte de la siguiente manera: toda la mañana la dedica a caminar (siempre por encima de 3 horas), y por la tarde las tareas son diversas, quedar “sobao en el sillón” por la caminata mañanera, leer, la música (es experto en música caribeña), alguna que otra película y el seguimiento a través del canal 67 de la temporada taurina (llega a ver más de 80 corridas de toros por temporada entre la tele y las presenciales). La playa siempre está presente así como las tertulias de la cadena SER. En el tema de lectura está peleando con un par de “ladrillos” dedicados a Vasile Grossman.

Y lo más importante ¡su nieta Sofí!

Al alcalde le diría que su idea sobre la política de movilidad ciudadana puede ser interesante, pero su exceso de celo al llevarla al límite causa muchos problemas.

Su cafetería de referencia es la del hotel Rías Baixas y sus restaurantes preferidos son A Mundiña en A Coruña, Nito en Viveiro, Mar de Ardora en Cabana de Bergantiños y en nuestra zona, Solla.

Le pregunto por un viaje que recuerde y me cuenta que el último fue uno muy importante que se inició en Vigo vía Madrid hacia Buenos Aires (ciudad que le impresiono). Allí estuvieron 4 días. Embarcaron en un crucero noruego hacia Montevideo, visitaron Las Malvinas, tocaron varios puertos de la Patagonia Argentina y Chilena, fueron al Cabo de Hornos, cruzaron el Estrecho de Magallanes y desembarcaron en Puerto Antonio, a 100 km de Santiago de Chile. Por suerte su vuelo de Iberia destino Madrid salió en su día y en su hora a los mandos del comandante Santiago Botello (casi lo llevamos a hombros) 4 horas antes de que Chile cerrara sus fronteras. La llegada a Barajas el 16 de marzo 2020 les ofreció un espectáculo deprimente. Era sencillo contar las personas que por allí se movían. Su vuelo hacia Vigo también salió en hora con ¡11 pasajeros! Viaje inolvidable y suerte que tuvieron.

Otro viaje que recuerda fue el que hizo con su familia a Jordania (Petra) y después a Omán a pasar el fin de año con una visita a Dubai.

Por supuesto que con sus patrones hizo viajes que siempre recordará. Navegar a vela desde Portosín a Baltimore (Irlanda), recorrer varios puertos de Irlanda como el mítico Cork, saltar a Inglaterra, cruzar el canal de la Mancha, bajar recorriendo toda la costa francesa hasta Guetaria, seguir por la costa norte española y recalar de nuevo en el puerto base (28 días). Hicieron varios viajes a la Bretaña francesa, varias veces a la bahía de Cádiz y dos veces a Córcega y Cerdeña

¿Sueños sin cumplir? Me cuenta tres: Primero, tocar en una gran orquesta de música bailable, pero no fue demasiado disciplinado en el estudio de la música. En su época el estudio del solfeo era muy árido, además, las ideas de su padre sobre el tema no coincidían con las suyas. Aprender a pilotar es el segundo sueño que se quedó atrás. Varias veces estuvo tentado a matricularse en los cursos en Peinador. Y el tercer sueño frustrado es no haber viajado a Venezuela en su momento y eso que contó con la invitación del director de una orquesta. Eso lo sustituyó por sus viajes varios años a los carnavales de Santa Cruz. Allí todos los años actúan las mejores orquestas del Caribe.

Me encanta la energía que desprende y que además es contagiosa. Gracias, Santi, por compartir conmigo tus vivencias y tus viajes que me encantaría emular y no sé si tendré vida para ello.

Me encanta la energía que desprende y que además es contagiosa. Gracias, Santi, por compartir conmigo tus vivencias y tus viajes que me encantaría emular y no sé si tendré vida para ello.

Ana Santos Solla

Ana Santos Solla

Profesora de Educación Física

Son Ana Santos, nacín en Pontevedra no ano 1960, a miña infancia estivo moi ligada a Santa María de Xeve, a terra da miña nai, son a terceira de 8 irmáns, a maior das mozas, a máis vella como me dicían de pequena. Sempre me gustou o deporte e estudei INEF en Madrid, estiven 34 anos no IES Valle Inclán impartindo Educación Física alí foi onde coñecín ao resto dos meus compañeiros que agora me acompañan neste proxecto. Decidín xubilarme para dar un novo rumbo á miña vida e levar a cabo este tipo de iniciativas como @devellabella ue pretende que o envellecemento activo convértase en embelecemento persoal e poder achegar a miña experiencia nesta etapa da vida.

Nós os maiores aínda temos moita guerra que dar, espero que este blogue motívevos a querer colaborar connosco.

Tina Alonso

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