por Marina Filgueira

Aquella tarde soleada, 

paseamos la pradera
senda de la primavera,
hechicera de alborada.

Los sentidos despertaban

y nos miraba la luna,
brillaba la gran laguna,
tambores de amor sonaban.

Y tus eternas caricias,

yo guardé con emoción,
jugué con tu corazón,
universo de delicias.

Recogías una flor,

del campo las más bonita
la de aromas exquisita,
luciendo con esplendor.

En mi pelo la prendías,

brincaba mi corazón
abrazando la ilusión,
mi vida de amor vestías.

Y fue nuestro amor alado

un idilio transparente
nos miramos tiernamente,
sin secretos ni pecado.

Tus ojos me fascinaron
me trasmitieron ternura,
fueron tus brazos ventura

y tus labios me tocaron.

 

El alma sencilla y pura

y mi vida transformaron,

y tus besos me dejaron,

el gran amor que perdura.

 

Pensando en él me muere el alma,

ahora que llegó el atardecer de la vida,

siento más la profunda ausencia.

Sus brazos fueron mis brazos,

y su cuerpo fue mi cuerpo,

y mi cuerpo suyo fue, por eso he sentido

su calor en los inviernos,

sus manos fueron caricias,

sus ojos fueron luceros,

que siguieron alumbrando

mis pasos en el tiempo. 

 

                         Marina Filgueira

Marina Filgueira

Marina Filgueira

Poeta

Naceu en Santa María de de Xeve, lugar das Raposeiras, un 27 de marzo de 1934, as súas afeccións son ler, escribir poesía, pasear e viaxar. Viaxou por medio mundo. viaxar é aprender moitas… é cultura en definitiva.

Blog

Historia de vida

Añoranza

máis artigos

♥♥♥ síguenos ♥♥♥