por Marina Filgueira
Hoy he vuelto a pasar,
por aquel viejo camino,
sentí a mi memoria asomar,
tus dulces besos tu cariño.
Allí estaba el viejo roble,
de nuestro amor fue testigo,
un nido de grandes ilusiones,
un oasis, para dos suspiros.
¡Si, un oasis, para nuestro
Idilio!
Sentada junto a su tronco,
¡Allí llorando!
Cerré mis ojos y allí estabas tú,
¡Como antaño!
¡Sentí, tus brazos temblorosos,
en mis brazos!
Sentí, la dulzura de tus besos,
en mis labios!
Sentí sobre mi piel, tu amor,
apasionado.
Siento los atardeceres,
y también siento tus risas
tus besos eran juguetes
tus manos fueron caricias
Ya no quiero despertar
en este precioso sueño,
mas soy velero sin dueño,
sin luceros que buscar.
Bajo su vibrantes ramas,
¡qué felices hemos sido!
sobre las hierbas y zarzas,
me susurrabas al oído,
Dulces palabras,
dulces palabras.
Ay, mi viejo roble amigo
estas tan triste y desnudo,
y tus hojas se han rendido,
ya no pasa amor ninguno
¿Ha dicho?
lloraba entre suspiros,
y yo, lo abracé con fuerza,
le dije, no llores amigo mío,
que me muero de tristeza
y llevo mi corazón herido
Marina Filgueira
Marina Filgueira
Poeta
Naceu en Santa María de de Xeve, lugar das Raposeiras, un 27 de marzo de 1934, as súas afeccións son ler, escribir poesía, pasear e viaxar. Viaxou por medio mundo. viaxar é aprender moitas… é cultura en definitiva.
máis artigos
♥♥♥ síguenos ♥♥♥