Recuerdo de Remigio Nieto
Miguel Ángel Cuña-CasasbellasEscribo este artículo en recuerdo del amigo que dedicó su vida a la labor docente como maestro, compaginándola con la actividad artística -pintura, ilustración, fotografía y film documental, poesía-, el quehacer cultural y ensayístico y el incansable compromiso social asociativo. Supo representar en su vida, sin desmayar un solo instante, tanto ante los niños de sus escuelas como ante los adultos de su entorno, valores como el esfuerzo, el humanismo y la entrega al bien de los demás. Como resaltó el Concello de Oia en el homenaje que le rindió tras su fallecimiento, “Remigio Nieto -Don Remigio como le llamaban sus alumnos-, dejó honda huella en todos los que le conocieron y en las generaciones de niños que gozaron de su magisterio”.

Remigio nació en Salvatierra de Miño en diciembre de 1936, cuando España ardía en sus cuatro costados y el luto, a la luz de los fusiles y las bombas, ensombrecía casas y familias. Aún niño, se trasladó a Pontevedra, iniciando el bachillerato en el Instituto (hoy “Valle Inclán”), culminándolo en el Colegio de la Inmaculada. A partir de aquí, siempre como alumno libre, compaginará los estudios universitarios de Derecho en la Universidad de Oviedo con los de Magisterio en la Escuela Normal de Pontevedra.
En 1964, con 28 años, tras renunciar definitivamente al Derecho y a su trabajo como Procurador y Juez de Paz, trasladándose como Maestro (así lo consideraba él, en mayúscula) a Baiona hasta que en 1971 se incorpora como maestro a la Escuela Nacional de Mougás (Oia), después, al Colegio Nacional de Sta. María de Oia, dónde desempeñará el cargo de director y, por último, a partir de 1979 y hasta su muerte, en el Colegio público de A Seca, en Poio.
Ahora, en este mes de enero, dos años más tarde de su fallecimiento en diciembre de 2020, acude a mi nostálgica memoria el primer día que conocí a Remigio y a su mujer, Ana. Aquel día, anunciador de otros muchos que enseguida vendrán, su personalidad se manifestó con serena creatividad, brillantez artística y ejemplar tensión intelectual.
Ocurrió así. A finales de diciembre de 1974, a través de mi hermano, Jorge, ya muy amigo de Remigio, me llegó la invitación para celebrar el fin de año con un grupo de amigos en el aula-taller de pintura y fotografía que disfrutaba Remigio en la aldea de Mougás. Resultó una fiesta extraordinaria, una y ciento de veces rememorada por todos los presentes, en la que brilló la hospitalidad de mi nuevo amigo, rodeándola de un ceremonial ritual y catártico, como en pocas ocasiones llegué a disfrutar.
Como siempre ocurre, también en aquél 31 diciembre se acercaba temprana en la tarde, la noche. Ya reunidos los convidados en la casa, Remigio nos propuso bajar, antes de la cena, hasta la cercana rompiente costera. Ya la luna, en fase gibosa menguante, casi llena, rielaba de pálida luz la mar océano e iluminaba fantasmagóricamente los montes de la sierra de A Groba. Luna, espuma y olas fueron testigos de nuestra ofrenda muda a la Naturaleza y al Tiempo, tanto de los frutos -buenos o amargos-, vividos durante el año que ahora moría, 1974, como de los deseos y querencias para el año que nacía, 1975.
Animados, regresamos al Taller donde celebraríamos la fiesta hasta la madrugada, entre canciones, viandas y bebidas, relatos y brindis. Nunca olvidaré, la mímica y la voz de Juan Vidal Fraga, recitando la plegaria “Wakan Tanka, danos la fuerza y el valor”, con la que el jefe sioux y chamán lakota, Toro Sentado, animó en 1876 a sus compañeros de las tribus indias antes de la batalla de Little Big Horn.
Pasaron alegres las horas. Remigio, al calor de las decenas de cuadros y dibujos que acogía su taller, nos recitó algunos de los poemas que años más tarde, en 2003, incorporaría a la edición de su poemario “Noctambulario”:

Noches con abrazos solidarios,
e inspiradas mentes delirantes.
Cuando nacía el gozo a despojarlas
de atenazadoras autócratas razones,
un himno de libertad cantan triunfantes
las gargantas de los bebedores. …..
Apura la copa, amigo, y canta
los males que sufren pueblos marginados.
Así todos sabrán de la injusticia
que las leyes de los fuertes han causado.
Antes de que amaneciese, Remigio, nos propuso subir al monte de A Groba, al reino de los caballos salvajes, hijos del viento y la montuna libertad, para divisar desde la cornisa atlántica, como el sol, alzándose a nuestras espaldas, haría nacer ante nuestros ojos asombrados, el horizonte amanecido de un inmenso océano. Era, una vez más, la perenne llamada al azaroso viaje de la vida, que cada día de nuestra existencia, todos hemos de emprender.
Después de aquella fecha, me reuní con Remigio en multitud de ocasiones y compartí con él y los amigos mutuos múltiples momentos enriquecedores. Recuerdo ahora, una tarde de 1976, en la que acudí al Colegio de Mougás para observar la maravillosa exposición de los dibujos, pinturas y esculturas realizados en sus clases por los escolares. Mi asombro fue extraordinario, cuando me mostró la inmensa colección de diapositivas en las que cada año Remigio iba registrando todas y cada una de las obras hechas por sus alumnos, entregándome algunas de ellas para su publicación en la revista infantil en lengua gallega, Vagalume, que por entonces yo regía. Algunas de las portadas e ilustraciones interiores de la revista, son obra de los niños de Mougás.

Páxina da Revista “Vagalume” (nº 15 de febreiro de 1976) con poesías e debuxos dos nenos de EXB de Oia (Na propia páxina pódese ler: Estas páxinas foron feitas polos nenos da 2ª Etapa de EXB do Colexio Nacional de Santa María de Oia, despois dunha esperiencia que alí fixeron membros do equipo “Vagalume”, coa ayuda inestimábel do director do devandito centro, D. Remigio Nieto”.

Poco después, supimos de los esfuerzos de Remigio impulsar y crear con sus convecinos la Asociación Veciñal Santa Uxía de Mougás, que culminaron en 1978 con la creación de la primera asociación en el rural gallego fundada después de la dictadura franquista, a la que él dotó de unos estatutos de participación directa, consiguiendo “poner en práctica un sistema asambleario eficaz en defensa de los derechos e intereses de los parroquianos frente a caciquismo imperante”.
A partir de aquí, la lista de sus compromisos sociales y artísticos sería interminable de reseñar: miembro de la UNESCO “para el desarrollo de la educación artística, cultural y creativa de la expresión plástica y artesanal”; vocal del Ateneo de Pontevedra; creación de la asociación FEPA, de Fomento de la Expresión Plástica y Artística; innumerables Exposiciones, tanto colectivas como individuales; publicaciones y ensayos ilustrados; decenas de artículos en revistas de arte y periódicos, etc., etc.

En 2010, con motivo de celebrar en Pontevedra el VI Brumario Poético, la Fundación Cuña-Casasbellas, organizó en la Sala Sargadelos la Exposición de pinturas de Remigio Nieto “La pintura visionaria”. En su discurso inaugural, Remigio quiso dedicar la muestra a la memoria de su amigo Jorge Cuña. Cinco años antes, en 2005, cuando tras la muerte de Jorge Cuña, su madre y su hermano habían emprendido la constitución de la Fundación Cuña-Casasbellas, Remigio donó a la institución siete óleos y dos dibujos, que ahora pueden observarse en la sede fundacional. Se trata de bellísimas piezas, en cuya factura las figuras y planos cromáticos “huyen del mundo real para captar los mundos imaginarios, oníricos o inconscientes y, por supuesto, el mundo sentimental” del artista.

Pintura de Remigio

Óleo de Remigio

Cartel da Exposición de Remigio, no VI Brumario Poético 2010 (Sala Sargadelos)
Pues queda en nosotros la nostalgia y la huella, perviven Remigio, su obra, su amor por los niños, sus gestos, su compromiso, su humildad creadora.
Miguel Ángel Cuña

Miguel Cuña-Casasbellas
Colaborador
Miguel, naceu en Vigo en setembro de 1946. Dedica 8 horas ao día á Fundación Cuña-Casasbellas, creada por el e pola súa nai en 2005, un ano despois da morte do seu irmán Jorge.
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