por Enrique Piñeiro
Hoy asoma el otoño,
silencioso,
aunque el calendario señale el ocho de septiembre,
ya se sabe
que el clima es caprichoso
como lo es el humor
o los niños demasiado consentidos
Las nubes grises que resbalan lentas
más allá de los pinos
traen aromas de pasados remotos
y recuerdos que suelen acarrear melancolía.
Es fácil olvidar que más vale
no volver la vista atrás,
pensar en positivo
como predican los manuales de autoayuda,
es fácil olvidar
las tibias resoluciones
los proyectos apenas esbozados,
es fácil dejarse rebozar
por la luz cenicienta que tiñe el horizonte
y ensucia los colores de las petunias.
Ya no se oyen los pájaros en los aleros,
los melocotones se pudren en el suelo
en una amalgama de colores pastel,
las hojas de los arces se inclinan fatigadas
y la luz se deshace en prismas multicolores.
De repente el silencio se espesa
como la mermelada de higos
que hierve en la cazuela,
no quedan palabras nuevas que masticar,
no quedan brillos de oro en las miradas,
es momento de concentrarse en el rincón
que algunos llaman alma
y a otros nos parece un castillo embrujado
Una hilera de hormigas recorre laboriosa
los márgenes del porche,
en su actividad frenética se adivina
la pelea contra el oscuro invierno.

Enrique Piñeiro
Profesor de francés
Nacido en Boiro o 10 de xaneiro de 1956.
Estudou o bacharelato en Santiago e despois Filoloxía Románica na Universidade desta cidade.
Foi lector de español na Escola Secundaria Estatal de Corbeil-Essonnes.
Profesor de Francés en diferentes institutos de Galicia: Ferrol, A Coruña, Pontevedra, Chapela, Marín.
Diploma «Las nuevas tecnologías aplicadas a la enseñanza de los idiomas», en la Sorbonne Nouvelle-Paris III, durante o curso 1993-94.
Xubilado en 2016. Estivo os últimos anos no IES Valle Inclán.
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