Elena y Meli en el parque de verano de la Cultural de Salcedo en Febrero del año 1963, disfrutando de la nevada
Llegué al barrio de Mollabao, con cinco años, con mi madre. Veníamos de Placeres, donde vivíamos en una casa de alquiler situada en la carretera de Marín, al lado de la parada del trolebús, una casa con dos balcones y un ciprés que había plantado mi padre.
LOLA y su hija Meli delante de su casa en Placeres en el año 1955
La casa de Mollabao, también estaba situada en la carretera de Marín y cerca de la parada del trolebús. Estábamos en el año 1955. La nueva casa, la primera que se compraron mis padres, no tenía balcones, tenía algo mejor, una huerta que daba al mar. En Mollabao teníamos mar y monte. En la actualidad, ni mar ni monte.
La casa de Mollabao y la huerta
Las casas que tenían la facha principal a la carretera de Marín, tenían salida al mar por las huertas.
El mar de Mollabao era también rio. El río Lérez. En estas aguas, mitad dulces mitad saladas, aprendí a nadar. En nuestra playa no teníamos arena pero si rocas y el viejo muelle desde el que saltábamos de pie o cabeza.
Debajo del actual aparcamiento disuasorio de la Avd. de Marín, es donde se encuentra nuestra playa de rocas y el viejo muelle
En verano cuando llegaba del cole, bañador y al agua. Hasta que se arrugaba la piel. Los niños y niñas de Mollabao teníamos el bronceado más bonito de todos.
La avd. de Marín separaba nuestra playa del canal y al cruzarla nos topábamos con el río Lérez en su desembocadura. Si la marea estaba llena el baño era genial. Una de las escalerilla de la escollera era nuestro trampolín. La primera vez que me tiré de cabeza, toqué fondo, casi no salgo. Cuando conseguí salir, me tiré otra vez. Se acabó el miedo.
Escalerilla del canal desde la que se tiró de cabeza la primera vez
La marea baja tenía su encanto. Permitía cruzar hasta la puntada. En medio del canal se hacía pie y se podía descansar. Alguna vez si la marea estaba muy baja nos aventurábamos hasta Lourido.
Por el canal con cierta frecuencia subían y bajaban los arroaces, cuando esto pasaba solo los chicos mayores nadaban en el canal.
Por la avd de Marín, durante muchos años no había circulación lo que nos permitía hacer excursiones hasta Lourizán . Casi era como ir a la luna con merienda.
El monte de Mollabao tenía nombre, el monte de Pla, que pertenecía a la familia propietaria de la pastelería Los Castellanos situada en la calle de la Oliva.
El monte era nuestro campo de juegos y aventuras. Tenía de todo. Árboles frutales: manzanos, kakis y un cerezo… Y en las silveiras moras. El monte estaba plagado de mimosas a las que nosotros le sacábamos mucho partido. Arcos, flechas, lanzas y tiendas de indios o casitas de vaqueros. También, el monte, tenía un pozo al que estaba prohibido acercarse. Otro atractivo que tenía el monte es que por debajo pasaba un túnel y una vía de tren, sin tren. El túnel también estaba prohibido pero…como no entrar en el túnel!!! la aventura total. El monte de Pla tenía dueño, pero el monte era nuestro.
Meli en el monte de Pla. Año 1959
Meli en el monte de Pla. Año 1971
Otra de las cosas que nos hizo la vida más divertida en el barrio era La Cultural Deportiva Salcedo. El gran salón de baile, el parque de verano con un emparrado de uvas catalanas que lo cubría todo y el bar. Al bar de la Cultural llegó el primer televisor del barrio. Era como estar de fiesta todas las noches. Mientras los mayores veían tele los pequeños nos escapábamos a la calle a jugar sin peligro. En Nochebuena, cada familia cenaba en su casa pero después reunión en el bar. Todo el barrio en el bar.
El bar de la Cultural años 60 – 70
Los bailes del Salcedo eran muy populares. Los de invierno, verano pero los mejores eran los bailes de carnaval. La primera vez que me disfracé fue en el Salcedo, con un capuchón, a mi lado estaba Elena con otro. Los capuchones eran negros, amplios y lo tapaban todo. Aquella noche de carnaval fue una gran noche de diversión. Tanto Elena como yo, la recordamos con cariño y mucha risa. Las mejores orquestas de la época pasaron por el Salcedo. La Montes, La Poceiro, La Florida…
Yo vi a Antonio Machín ensayar en el gran salón del Salcedo.
Baile en el gran salón de la Cultural Deportiva Salcedo
Fachada del edificio de la Cultural Deportiva Salcedo
En el gran salón de la Cultural también tenían lugar celebraciones como bodas, banquetes… Muchas parejas de Pontevedra y de otros lugares festejaron el banquete en este salón. Siempre que había boda probábamos un trozo de tarta.
Boda en el gran salón de la Cultural
Trabajadores disfrutando del pastel de boda
Cuando llegaba el mes de septiembre tocaba vendimiar la gran parra que cubría el parque de verano. La vendimia no era fácil, las uvas estaban a varios metros del suelo. Al artilugio que se empleaba, cariñosamente, le llamábamos tinglado. Lo mejor era pisar las uvas. La maza se sustituía por una de nosotras. Lavarse bien poner un bañador y al barril.
Vendimia en la parra que cubría todo el parque de verano. En el ” tinglado ” Tere, Viki, Lola, Nieves, Manolo y Elena finales de los 60 .
Meli saliendo por la viña año 1970.
La Cultural Deportiva Salcedo y la casa de los Aboy-Graña, los dueños de toda esta propiedad que fue tan importante para la vida del barrio, siempre la consideré mi segunda casa. La casa donde nos acogieron como familia.
Otro punto importante del barrio era La Fuente Santa. Agua para beber y un gran lavadero. Durante muchos años las mujeres de Mollabao se reunían para lavar la ropa y para hablar, cantar y por supuesto, cotillear. Muchas veces me tocó ir a por agua con el botijo, principalmente en verano. Agua fresquita de la fuente.
Mi barrio estaba lleno de familias de puertas abiertas. Creo recordar que la única niña sin hermanos en todo el barrio era yo. Y yo buscaba donde encontrar compañeros de juegos. Me conocía todas las casas. La de Benedicto, Tito era de mi edad y Mary Carmen, su hermana, me hacía los vestidos de las muñecas. La de Marcela, familia numerosa, Cristina era de mi edad. La casa Rogelio, Roge era de mi edad y el que mejor buceaba en el canal. En la tienda de abajo, la de Carmen, Marisa. Cristina, Marisa y yo eremos amigas de salir, al cine a pasear a las palmeras … no solo nos veíamos en el barrio. Amparo, rubia y de ojos azules, tenía una hermana que manejaba una máquina para coger los puntos a las medias. La familia Frías, tres niñas con un padre fotógrafo famoso. Muchas familias y muchos niños y niñas. Todos amigos.
Cristina, Marisa y Meli en el estanque de las palmeras en el año 1959
Yo soy del barrio
de MOLLABAO
pero no de este
Mollabao del
siglo XXI.
Meli delante del cerezo del monte de Pla.
Yo soy del MOLLABAO
del siglo XX y mi casa
está “plantada“en los
terrenos del cerezo
del monte de PLA.
Meli Fandiño
Locutora de radio
Meli Fandiño, naceu en Praceres o 16 de xaneiro de 1950, filla de Andrés e Dolores. Unha familia lonxeva xa que a súa avoa morreu uns días antes de cumprir 100 anos, o seu pai con 94 e a súa nai, que aínda vive, ten 95.
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