EL BÚFALO CAFRE Y LA BRAVURA DEL TORO DE LIDIA
LA SUERTE SUPREMA.
El Búfalo cafre es, por su actitud agresiva, el bóvido que más se asemeja al comportamiento del toro de lidia. Su organización social, su alimentación y sus respuestas gremiales son conductas parecidas en todos los animales pertenecientes a ésta familia de mamíferos. Tan sólo hay una respuesta biológica que los diferencia del resto de los bóvidos y que los hace únicos: la bravura. El Búfalo cafre es, junto con el Hipopótamo, el animal que más muertes provoca de seres humanos en África. No obstante, hay una diferencia antropológica que los diferencia y que tiene una base etnográfica singular. El hombre ha conseguido templar la bravura del toro de lidia en una suerte de arte única: la tauromaquia. Esto no ocurre con el Búfalo cafre. No se ha podido, o sabido templar su bravura. Aunque tanto para los jóvenes de las tribus africanas, como para los toreros, coincide en ser una suerte de rito iniciático abatir, matar uno, como muestra de su valor.
El comportamiento depredador es el mismo en ambos casos, tanto en el joven africano, como en el matador. Pero los diferencia la elaboración del rito. De tal manera que la tauromaquia trasciende en arte y requiere de una técnica muy elaborada, mientras que el acecho cazador responde a una habilidad y destreza que requiere de menor elaboración. Lo primero que se hace es separar al búfalo o al toro de la manada, puesto que su comportamiento gregario les hace huidizos. Cuando están solitarios, su instinto agresivo se acrecienta, pues no los cobija la manada y demuestran su bravura y su casta, que no es igual en todos los ejemplares. Por cierto, igual que en los humanos. Por eso se lidian en la plaza y son necesarias todas las suertes para dignificar la bravura del animal, como respuesta al castigo. Exactamente igual a como ocurre en la naturaleza. No todos los Búfalos o Toros responden igual ante el dolor que les provoca un depredador. Pero el matador sublima el rito gracias al arte de la tauromaquia, mientras que el cazador responde a estrategias de acecho no elaboradas.
Pero, hagamos otro símil. El principal depredador del Búfalo cafre, aparte del hombre, es el León. Su estrategia de caza es la misma, separar y atacar, siempre varias leonas a la vez, puesto que una sola es insuficiente para abatir un macho de más de tonelada y media. Por muy desagradable que sea, una de las leonas asfixia al Búfalo, mientras que las otras lo empiezan a devorar vivo. Su muerte no es inmediata y, en muchas ocasiones logran matar o herir de gravedad a los atacantes. Es una respuesta natural entre depredadores y presas.
La tauromaquia, entre otros muchos aspectos culturales, es el arte del acecho a un toro bravo, para alcanzar la suerte suprema: la muerte del toro bravo.
Está en la genética, tanto del Búfalo, como en la del toro, luchar hasta morir. No se puede ni debe presentar al Toro o al Búfalo como una víctima, sino como un animal noble, que responde de la única manera que la naturaleza le ha determinado, que es atacar y responder ante el dolor con bravura. Esta respuesta es lo que hace único al Toro de Lidia. Esta respuesta lo mitifica. Por ello tenemos referencias de su comportamiento, no sólo en todas las civilizaciones de nuestra historia, sino también del neolítico. Ha sido un animal venerado. Debemos de estar orgullosos, porque si no es por la tauromaquia hubiese desaparecido y dejaría de serlo.
Por eso es necesario defender la suerte suprema. Porque es la esencia. Es el desenlace necesario de una representación antropológica de la vida misma. Debemos de estar muy orgullosos de inventar la Tauromaquia, pues es el libreto, a través del cual, sublimamos esta inmensa obra de teatro que es la vida y la muerte a través de la fiesta de los toros.
Por último, deseo defender a los valedores y guardianes de la fiesta taurina, que no son más que el pueblo. En especial, los pueblos de la península Ibérica, América y el sur de Francia. Lugar donde nació y desarrolló etnográficamente la fiesta de los toros y que debemos defender para hacer honor a nuestras raíces. De las cuáles nos sentimos muy orgullosos.
Jesús Sánchez Gómez
Profesor de Educación Física
Jesús Sánchez Gómez foi profesor de Educación física en Madrid onde naceu e reside actualmente.
Afeccionado taurino.
Publicou varios libros relacionados co exercicio físico e a saúde e material escolar.
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