Extremadura, es  -aún-  una gran desconocida. Generalmente, se tiene la idea de que es una región árida, una especie de erial con pocas cosas interesantes. Sin embargo, todo visitante que se adentra en ella descubre enseguida el auténtico paraíso que es; y no sólo en lo paisajístico, sino en innumerables aspectos. Podríamos hacer una larga lista de las bondades que atesora, pero hoy vamos a ceñirnos a sus comarcas del norte, lindante con Ávila, Salamanca y Portugal.

     No, no voy a limitarme a relacionar aquí algo parecido a una “guía turística”, cuyos datos podemos encontrar hoy con detalle en el “sabelotodo” Google. No tendría ello mucho sentido. Voy a exponer una visión   -personal y muy sintética: aquí tampoco podemos extendernos mucho-  basada en mi conocimiento directo de la zona, ya que soy oriundo de ella y la he explorado ampliamente. ¿Con qué fin? Con el fin de estimular un poco vuestra curiosidad;  a ser posible, haciendo brotar en vosotros  -si aún no la conocéis-  un deseo de conocerla in situ, con la convicción de que ello, lejos de decepcionaros, os agradaría grandemente.

     Para empezar, quiero deciros  -a quienes aún no lo sepáis-  que el norte extremeño tiene radiculares lazos con Galicia, consecuencia de los desplazamientos poblacionales habidos siglos atrás, que se muestran  -entre otras manifestaciones actuales-  en el lenguaje. Os dejo al respecto el enlace

La orografía del Norte de Extremadura  -a la que podemos acceder desde la principal arteria que la atraviesa de este a oeste: la EX205-  está conformada por estribaciones del Sistema Central. Sus comarcas  -de este a oeste-  son: La Vera, Valle del Jerte, Valle de Ambroz, Las Hurdes y Sierra de Gata. Limitan al nordeste con Ávila, al norte con Salamanca y al oeste con La Raya portuguesa.

     Al llegar a esta zona, el viajero ignaro -como decía al comienzo-  siente sorpresa y admiración al visitar el norte extremeño: observa un paisaje montuoso, con innumerables gargantas cristalinas que alimentan los ríos y conforman lugares paradisíacos para el baño, con altos riscos y valles plácidos, donde una exuberante vegetación acoge a una variada fauna. Sin duda, en la mente del sorprendido viajero, aparece casi siempre un aserto igual o muy parecido a este: “si no fuera porque las especies son distintas aquí, uno podría creer que está en el norte de España”. Efectivamente, poco o nada tiene que ver la geografía física del norte extremeño con el resto de su extensa comunidad, porque -a medida que avanzamos hacia el sur, hasta topar con tierras onubenses, la aridez del territorio va tornándose más perentoria. No en vano, por Plasencia circulaba antaño un dicho: “del Tajo p’abajo, el desierto”, si bien en tales pagos existe la mayor superficie acuática interior de la Península, formada por embalses tan extensos como el de La Serena, Orellana, Zújar y el de Alcántara, entre otros.

Es difícil  -como decía-  hallar algo que San Google, no tenga en sus entresijos digitales. ¿Cómo, pues, trasladaros algo aún “oculto” a sus ojos escudriñadores; algo original y que no os pueda resultar consabido o fácil de descubrir? Difícil tarea. No  sabe Google   -aún, sin embargo-  cómo descubrir en mi memoria el ingente cúmulo de sensaciones, percepciones, ideas, fantasías, etc. Yo sí lo sé; y, tal vez, contándoos algunas de estas cosas   -eso sí: sólo con pinceladas esquemáticas-  desde mi particular perspectiva, sí os pueda ello resultar interesante y, tal vez (¡ojala!), motivante de un próximo viaje.

De chico y de grande, me han atraído los lugares casi vírgenes existentes en todas las sierras del Norte de Extremadura: caminar por sus innumerables senderos históricos, bañarme en las pozas cristalinas de las gargantas, en cuyo curso al paso por las pequeñas localidades se han ido creando “piscinas naturales”, que  -verdaderamente-  son merecedoras de tal nombre.

Si he de decir qué comarca de las citadas es la que más me atrae, diré   -sin dudarlo-  que Las Hurdes. Una comarca con un paisaje arrebatador que permaneció prácticamente aislada hasta hace no muchos años, con unas características etnográficas muy singulares, incorporada ya a la imparable corriente contemporánea, aun defendiendo “a capa y espada” sus raíces y ricas tradiciones, respecto a lo cual quiero dejar constancia de dos personas por mí especialmente apreciadas : Félix Barroso (“Felito”, gran conocedor y apasionado de la etnoarqueología  hurdana) y Anastasio Marcos (“Tio Pichu” ; o, más familiarmente,“Tasito”). Este último, insigne colmenero  -y mejor persona-  de toda la vida, proveedor real desde hace muchos años de productos apícolas, tiene su “Casa de la Miel” en la alquería de Las Mestas y, si pasas por allí, no debes dejar de visitarla. A un paso de ella, en el Valle de Las Batuecas  -un lugar de ensueño-  está el Monasterio de Las Batuecas, ya en el término municipal salmantino de “La Alberca”.

     El Valle del Jerte (su capital, Plasencia, “Perla del Valle”, que es también capital del Norte de Extremadura) se caracteriza por sus aproximadamente dos millones de cerezos, cuya floración unísona y esplendorosa a comienzos de la primavera es un espectáculo bellísimo. Del contiguo Valle de Ambroz, con capital en Hervás, destaco su entorno natural (con su “Castañar Gallego”, que es uno de los bosques de castaños más importantes y mejor conservados del sur de Europa), su feracidad, su benignidad climática, la amabilidad de sus gentes y, por supuesto, su Barrio Judío, perfectamente conservado.

La Sierra de Gata, que va desde la linde occidental de Las Hurdes hasta la frontera portuguesa y en su norte linda con la provincia salmantina, es  -sin duda-  la menos conocida, a  lo que ha contribuido su situación geográfica, bastante alejada de las vías de comunicación generales que vertebran la Península. Uno de los tradicionales pilares de su economía, fue  -y sigue siendo, aunque en menor medida-  el cultivo del olivo y el aceite, catalogado este como uno de los mejores de España. Posee una arquitectura tradicional de enorme belleza (Hoyos, San Martín de Trevejo, etc.) y lugares históricos magníficos como  -por ejemplo-  la diminuta aldea de Trevejo y su castillo; o la Torre o Castillo de la Almenara, en el término de Gata  -un destino senderista de una belleza extraordinaria-  concebida en su tiempo para ser divisada desde la mayoría de los veinte municipios que componen la comarca.

     En fin, amigos, espero haberos despertado alguna curiosidad para ahondar en el conocimiento del norte extremeño y, tal vez, haber espoleado  -al menos, mínimamente-  vuestro deseo de conocerlo in situ.

         Luis P. Molano. Hervás, 03/12/2022

Puente Carlos V

Puente Carlos V, en el Valle del Jerte.

Portada de la Catedral Vieja

Portada de la Catedral Vieja (Sta. María), en Plasencia, capital del Valle del Jerte.

Portada de la Catedral Nueva de Plasencia,

Portada de la Catedral Nueva de Plasencia, capital del Valle del Jerte

Arquitectura Popular

Arquitectura Popular de pizarra, en Las Hurdes

paisaje

Paisaje de Las Hurdes

La Garganta de Los Infiernos,

La Garganta de Los Infiernos, en el Valle del Jerte.

Floración de cerezos

Floración de cerezos en La Vera y el Valle del Jerte.

Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción

Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción de Torre de Don Miguel, en la Sierra de Gata

Atardecer en el río Jerte,

Atardecer en el río Jerte, a su paso por Navaconcejo. 

Luis Palomo Molano

Luis Palomo Molano

Breve semblanza.
Luis Palomo Molano. Nací en Plasencia (Cáceres), estudié Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid y me especialicé en Psicología Clínica en la E. de Psicología y Psicotecnia de la Universidad Complutense de Madrid.
Muy interesado en la temática psicosocial -dada la estrecha relación entre lo individual y lo social- y las desigualdades, realicé un Máster de Gerencia de Servicios Sociales en la Universidad de Extremadura de dos cursos académicos, además de otra variada formación en el mismo ámbito.
Mi actividad laboral ha sido diversa : deficiencia mental en INSERSO (hoy, competencias ya transferidas a las comunidades autónomas) ; marginación social, en CÁRITAS, ALDEAS INFANTILES SOS (en la Aldea del barrio tinerfeño de El Tablero), etc. ; dirección de programas formativos y laborales de Atención Sociosanitaria a personas dependientes en el ámbito privado e institucional, Inadaptación de Menores, etc. ; Psicología Clínica, etc. Mi principal ámbito laboral, ha sido el de los Servicios Sociales, particularmente en programas de Familia e Infancia y en Dependencia.
Durante un tiempo, colaboré con los diarios regionales “Hoy” y “Extremadura”, como articulista sobre temas básicamente profesionales, referidos -en general- a la Comunidad Autónoma Extremeña.
Luis. 11/10/2022

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